Cantabria temía convertirse en «la Ibiza del norte». Para su horror, de momento ya tiene «el Magaluf del norte»

Cantabria temía convertirse en «la Ibiza del norte». Para su horror, de momento ya tiene «el Magaluf del norte»

Hay lemas que pasan sin pena ni gloria y otros que captan tan bien una idea que acaban enraizando o incluso (en tiempo de redes) viralizándose. Ocurrió hace poco más de un año, cuando miles de cántabros salieron a la calle para protestar contra la turistificación de su comunidad al grito de «¡No queremos ser la Ibiza del norte!» Ahora la polémica vuelve a la misma región ante otra amenaza que se ha resumido en una frase igual de potente: hay quien advierte que uno de sus arenales más famosos, El Puntal, corre el riesgo de convertirse en «el Magaluf del norte».

El debate está servido.

Un lugar: la playa de El Puntal. Cantabria tiene 284 kilómetros de costa, pero pocos lugares de esa amplia franja litoral son tan emblemáticos como la playa de El Puntal, en Somo (Ribomontán al Mar), en plena Bahía de Santander. El espacio se incluye en la Red Natura 2000 dentro de las dunas de El Puntal y el Estuario del Miera, que destaca por sus 49 formaciones vegetales. Veinte de ellas son además prioritarias y por la zona se reparten nueve taxones de fauna de especial interés.

Una palabra: megabotellón. Pese a ese valor medioambiental y de ser un espacio protegido, el arenal se convierte en ocasiones en un gran botellódromo. La gente queda en la zona y la playa pasa a convertirse en un espacio de fiestas al aire libre. No es nada nuevo. Ha ocurrido con relativa frecuencia durante los meses de verano de los últimos años. En julio de 2020, en plena pandemia, la Guardia Civil impuso decenas de denuncias tras desalojar un botellón con cientos de jóvenes. Y en agosto del año pasado ocurrió algo similar, con un macrobotellón que reunió a miles de jóvenes que dejaron a su paso gran cantidad de basura.

¿Y qué ha pasado? Que la historia ha vuelto a repetirse. Hace unas semanas el arenal se llenó de miles de jóvenes que abarrotaron la playa y dejaron largas colas para desplazarse en barco desde Santander. No hace falta imaginárselo. La prensa local y las redes difundieron imágenes de un Puntal hasta la bandera, una fiesta multitudinaria que el alcalde de Ribamontán al Mar, Francisco Asón, observaba con impotencia. «Estamos en contacto con la Guardia Civil porque ya nos han avisado de que aquello es la hecatombe», reconocía a la agencia EFE.

Fiesta… y algo más. El problema no es solo la saturación. Gran parte de la polémica la ocasiona lo que deja detrás: bolsas, latas, botellas… gran cantidad de basura dispersa sobre la arena, como denuncia Cantabristas, que al día siguiente visitó la misma playa para mostrar en un vídeo la suciedad. La grabación habla por sí sola. «Lo de los botellones en El Puntal empieza a ser insostenible. No podemos mirar a otro lado mientras se deteriora uno de los entornos más bellos y frágiles de la bahía», clama Daniel Fernández, portavoz socialista en Santander.

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«Botellones, ruidos y suciedad». En los últimos días la polémica ha ido escalando con reproches de partidos políticos, instituciones y ecologistas. A finales de julio varios consejeros del Gobierno de Cantabria y el alcalde de Ribamontán al Mar enviaron una carta al delegado del Gobierno para reclamarle que acabe con las concentraciones «masivas e ilegales», fiestas que, insisten, «llenan de botellones, ruidos y suciedad un espacio protegido». La situación pareció relajarse el pasado fin de semana, pero eso no ha impedido que cada vez más voces pidan soluciones.

Una de las más contundentes es la de Ecologistas en Acción, que advierte de la situación de El Puntal, sus «huellas irreparables» y el «riesgo» que representan los botellones. «Un espacio natural convertido en un mierdal, con botellas, plásticos, restos de comida y colillas dispersos por la arena», recalca la organización antes de tachar de «inadmisible» que las autoridades permitan que la playa se transforme en «un vertedero». «No es un espacio recreativo sin normas, es un bien público de alto valor ambiental cuya conservación es un deber colectivo. No basta con enviar un equipo de limpieza al día siguiente. Eso no repara el daño», remarca.

¿El Magaluf del norte? Igual que hace un año se escucharon voces rechazando que Cantabria se convierta «en la Ibiza del norte», en los últimos días se han alzado las que comparan la situación de El Puntal con la de Magaluf, la playa de Mallorca envuelta en controversia por los vídeos que muestran los excesos con las drogas o el sexo en espacios públicos. «Han convertido una zona protegida en la Magaluf del norte», denuncia Cantabristas. «Centenares de turistas vienen a nuestros entornos naturales a utilizarlos como su club privado y convertirlos en vertederos».

No son los únicos que apuntan en esa dirección. El PSOE ha reclamado medidas para proteger el litoral «ante avalanchas» como la de El Puntal y habla de «más de 4.000 personas de botellón». Izquierda Unida también ha exigido que se reúnan todas las administraciones para «poner fin al descontrol» que se vive en el arenal, una medida que propone extender a otros espacios naturales de la región.

«Cantabria está de moda». No todas las instituciones comparten el tono ni centran el foco en el mismo punto. La presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga, considera «una grave irresponsabilidad alertar a la turismofobia» y pide no transmitir «una imagen distorsionada» de lo que ocurre en la comunidad.

«Cantabria está de moda y vive un momento espléndido y excelente. No somos la Ibiza del norte. Ni mucho menos Magaluf», recalca la dirigente en declaraciones recogidas por elDiario.es. Su Ejecutivo reclama a la Delegación del Gobierno que refuerce los controles. «Debe actuar cuando hay un problema de seguridad».

Imágenes | Cantabristas 1 y 2 y Federico Jordá (Flickr)

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Cantabria temía convertirse en «la Ibiza del norte». Para su horror, de momento ya tiene «el Magaluf del norte»

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por
Carlos Prego

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